Da nuevas miradas al acto de ser infiel

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Fuente: El Norte

 

Son un trago amargo para cualquier pareja, pero las infidelidades no necesariamente significan el final de una relación, señala el psicoterapeuta Demián Bucay.

 

Tras investigar sobre el tema para su libro 'Manual para estar en pareja', y observar en su consulta la frecuencia de esta situación, el también psiquiatra se propuso escribir un nuevo título: 'Infidelidad. Nuevas miradas para un viejo problema' (Editorial Océano).

 

"Una idea que está muy instalada es que la gente es infiel porque está descontenta con su pareja. Se dice que se busca afuera lo que no se tiene adentro.

 

"Esto es falso porque está claro al escuchar a las personas (que han sido infieles) que la mayoría está conforme con su pareja. Sí, tendrán frustraciones, como todos, pero incluso hay estudios que muestran que esta gente dice estar feliz e, incluso, muy feliz y aún así fue infiel".

 

Entonces, ¿por qué la persona podría hacerle esto a su esposo o esposa, novio o novia?

 

"Básicamente, por la misma razón por la que la gente hace cualquier cosa. ¿Por qué vas a ver una obra de teatro? Porque te gusta, te dará algo que consideras valioso, disfrutas ese tiempo o te aportará algo.

 

"Esas mismas razones pueden llevar a la infidelidad. Porque la persona lo disfruta, le de algo que necesita en algún sentido, piensa que le servirá en el futuro, le entusiasma".

 

Dicho de otra forma, el cometer una infidelidad no necesariamente significa que la persona dejó de amar al otro.

 

Sin embargo, dice Bucay, el acto provoca un tremendo sufrimiento porque la parte afectada siente, entre otras cosas, una profunda desvalorización.

 

En su libro, el terapeuta brinda una mirada crítica ante las ideas de la infidelidad y la infidelidad, e incluye explicaciones biológicas y sociológicas.

 

La invitación es que la gente no sea tan rápida al pensar que la respuesta automática ante el dolor que siente por la infidelidad del otro es terminar la relación.

 

"Les digo cosas que no hay que hacer. Primero, no creo que hay que entregarse al odio que surge por sentirse como un tonto. Ese odio lleva a la idea de "como me siento degradado, quiero degradar al otro y que se sienta tan miserable como yo".

 

"La segunda cuestión es entender qué es lo que el otro buscaba con su infidelidad, no desde la perspectiva de '¿qué es lo que hice mal?' o '¿en qué fallé?', sino entender qué pasaba".

 

El tercer punto, agrega, es no entrar en una cuestión policial. Esto quiere decir que, cuando se propone perdonar la infidelidad, se hace bajo la promesa de que no volverá a ocurrir, lo que genera un vínculo maestro estricto/niño arrepentido.

 

"En vez, me gusta la idea de entender lo que pasó, tanto lo que te pasó a ti con eso y lo que me pasó a mí, y ver si el amor que nos tenemos como pareja, si lo que construimos juntos y lo que nos une pesa más que lo que esa infidelidad produjo o puso al descubierto", concluye.

 

Lee aquí el primer capítulo de este libro de Demián Bucay: https://issuu.com/editorialocanodemxicosadecv/docs/16036c?mode=embed&layout=http://skin.issuu.com/v/color/layout.xml&backgroundColor=000000&showFlipBtn=true