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Robert Adams

Muy pocos han tenido la fortuna de conocer a Robert Adams y, sin embargo, sus vivencias y enseñanzas se encuentran entre las más elevadas expresiones de liberación espiritual de que tengamos noticia.

Los primeros recuerdos de su vida eran de un hombre de poco más de medio metro de estatura y barba blanca que, desde el pie de su cuna, le hablaba en un lenguaje incoherente. Permaneció a su lado hasta que cumplió les siete años, edad en la que Robert desarrolló un siddhi, o poder espiritual. Cada vez que necesitaba algo —ya fuera un caramelo, un instrumento musical o las respuestas de un examen—, repetía tres veces el nombre le Dios, y lo que quiera que deseara llegaba a él. Un día, a los catorce años durante un examen de matemáticas, repitió el nombre de Dios como acostumbraba a hacer; pero, en vez de las respuestas para el examen, lo que le llegó fue una completa experiencia de iluminación, un gran satori, que lo dejó asombrado y transformado.

Después de esta experiencia, Robert perdió todo interés por la vida mundana. Se fue de casa a los dieciséis años y se hizo discípulo de Paramahansa Yogananda quien, a pesar de las súplicas de Robert, no le permitió que ingresara en su orden monacal. En lugar de ello, Yogananda le envió a que encontrara a su guru en la aldea, casi desconocida en aquel tiempo, de Tiruvannamalai, al pie de la montaña sagrada de Arunachala, que por un sendero bajaba de la montaña —un hombre de aspecto frágil y rostro extraordinariamente compasivo sobre la rala barba blanca—, reconoció en él al hombrecillo que durante su infancia le había acompañado murmurando palabras sin sentido. Se dio cuenta de que por fin había llegado a casa. Se trataba de Ramana Maharshi, quien más tarde sería considerado uno de las sabios más preclaros del siglo XX. En reconocimiento a la influencia clarificadora que Maharshi tuvo en él, Robert dijo: Fue el contacto con Ramana lo que me abrió los ojos al significado de mi experiencia.

(Extraído de la introducción a silence of the heart)
Tras la muerte de Ramana Maharshi, Robert Adams continuó viajando, y durante los diecisiete años siguientes conoció a muchos maestros e instructores (entre ellos a Krishnamurti y Nisargadata Maharaj con quien estuvo seis meses), verificó su iluminación, y su comprensión alcanzó la plenitud. Robert Adams fue un jnani (conocedor de la Verdad), que compartió abiertamente su sabiduría con todos aquellos buscadores te la verdad que acudieron a él. Aunque nunca deseó ser un guru en el sentido tradicional, tuvo estudiantes de todos los lugares en los que permaneció un breve periodo de tiempo. Pasó sus últimos años en Sedona, Arizona. Jamás intentó conseguir notoriedad ni un gran número de seguidores; de hecho, ni siquiera permitió en ningún momento que se publicara su fotografía.

Las enseñanzas de Adams, sencillas, directas, claras y profundas, tienen sus raíces en la tradición Advaita o no-dualidad. Como su guru Ramana, Robert Adams hizo hincapié en la importancia de trascender el «yo» individual mediante el proceso de indagación de sí mismo, para poder percibir y comprender finalmente la realidad del Sí-mismo único que se manifiesta en todo lo que existe. La esencia de su filosofía era: No eres ni tu cuerpo ni el hacedor. Todo es consciencia. Todo está bien.

Obras de Adams, Robert