“A partir de una edad, caminas entre el presente y el pasado”
Fuente. El País / Marzo 2019
"No sé quién me dijo que las últimas palabras de Paul Clauderl habían sido estas: 'Doctor… ¿usted cree que habrá sido el salchichón?". "Cuando yo era pequeño, detestaba el circo". "Me acuerdo de Ángel Pavlovsk, un rey de la comedia, una noche de otoño, a la salida del Capitol: 'El otro día un espectador se fue a media función pero volvió a entrar porque lo de afuera era peor". "La última frase, tan proustiana de John Hurt antes de caer abatido por una bala en Las puertas del cielo, de Michael Cimino: 'Qué curioso, el año pasado, por estas fechas, yo estaba en París".
Recorre uno las entradas y las páginas de 'Una cierta edad' (Anagrama), el dietario que acaba de publicar Marcos Ordóñez, en un feliz deambular entre variadísimos asuntos, personas (de Stendhal a Butch Cassidy pasando por Juan Cruz) y estados de ánimo.
Cada entrada es un descubrimiento, una causa de regocijo, de sonrisa, de meditación o de amable melancolía. Hay reflexiones, recuerdos, pasajes costumbristas - "los equipajes de las motos, también llamados cofres, parece que se hubieran inventado para apoyar la libreta y tomar notas por la calle"-, apuntes dignos del Woody Allen de Cómo acabar de una vez con la cultura o Sin plumas ("Adolfo Marsillach sale de su casa. Dos señoras comentan: 'Ese es el padre de la hija de Adolfo Marsilach"), historias más largas (la desternillante de Julia Gutiérrez Caba sobre uno de los momentos más difíciles de su carrera representando una obra de Agatha Christie), efusiones ("¡Dios bendiga a James Salter!) y anotaciones de cariz muy personal: "Sueño que viajo en el tiempo hasta el año 68 para follar con Emma Cohen (…) Un sueño estupendo, de los que no abundan).
Lee más sobre estos dietarios de Marco Ordoñez, escritos entre 2011 y 2016, aquí: https://elpais.com/cultura/2019/03/06/actualidad/1551875800_707736.html