De herencias y herederos. Manual de recomendaciones prácticas (rústica)

Quizá en la vida de las personas no haya acto más personal que la postulación de su “última voluntad”. Determinar las condiciones y los términos de su herencia, de cómo distribuye su patrimonio será entonces una decisión trascendente y solitaria. El principio que aliente el modo en que se prevea la sucesión de los bienes y caudales de quien formula testamento puede variar de una situación a otra. Entre la equidad y la justicia, el De cujus definirá su distribución, sin importar si se ajusta a criterios de racionalidad, simpatía, igualdad o protección. Cada testamento es un “traje a la medida”. Sólo quien se encuentra en tal posición conoce el porqué de sus disposiciones.

Lo que sí resulta fundamental es que dichas resoluciones sean claras, precisas y se documenten, a efecto de que los herederos, tanto como sea previsible, se sujeten a las providencias tomadas por el fallecido. En procesos tan delicados se requiere que quienes por ley intervienen en ellos lo hagan de buena fe y con conocimiento; de manera especial, el notario que levanta el testamento y el albacea que garantiza el cumplimiento de ese mandato jurídico. Todas y cada una de las fases del proceso de la sucesión testamentaria deben profesionalizarse a profundidad. Desde la voluntad escrita de quien elabora su sucesión testamentaria de modo claro, la asesoría de fondo del notario público, la conducción seria, carente de preferencias y sesgos del albacea, y de modo sobresaliente, la colaboración de expertos probados con prestigio en la elaboración de inventarios y avalúos.

Escrito en un tono amable y transparente, De herencias y herederos facilita su lectura por la presencia de una serie de viñetas de la autoría de Paco Calderón que ilustran pasajes del libro y situaciones de la vida real.