Satomi Ichikawa
Satomi Ichikawa llega a París en los años 70 y decide quedarse a cualquier precio. No sabía que su vocación era el dibujo. La revelación le vino ante un libro ilustrado del pintor Maurice Boutet de Monvel que vio en el escaparate de una librería. Sin haber tomado jamás una lección, se pone a dibujar inmediatamente. Al poco tiempo, se pone a escribir directamente en francés y es traducida, ya, a ocho lenguas. Como sus dibujos, es delicada y tímida, pero activa y creativa. En todos sus libros re encuentra a sus amigos, sus lugares y sus pasiones: como la danza y las muñecas que colecciona.